lunes, 16 de octubre de 2017

Dos escudos


Ilustra estas líneas una moneda de dos escudos, como el título del mismo.

Los escudos, para el que no lo sepa, era una de las monedas de la monarquía hispánica entre el siglo XVI-XIX. Sirva como ejemplo la arriba expuesta con la cara de Fernando VII, el peor rey que jamás ha tenido España.

Hablábamos de escudos y de malos gobernantes. Como el Córdoba, vaya. Porque el propietario del club (como el rey del siglo XIX) va camino de perder no sólo el tren que lleva al progreso, sino que además va a perder poco a poco a sus súbditos.

Con los escudos que posee y los que puso en su día ha ido comprando últimamente escudos para que le protejan ante la evidente mala gobernanza que realiza. Hoy, sin ir más lejos, se ha quedado sin uno de ellos. Como antes cayeron otros sin pestañear, hoy uno dejó de cumplir su función de parapeto antes los golpes. Porque los escudos sirven para proteger cuando lo que hay en el interior es débil o frágil y, evidentemente, son prescindibles y reemplazables si la ocasión lo requiere.

Es por ello que no hay que quedarse en la superficie, en la corteza del árbol, en el análisis cortoplacista y llevado por la horrorosa situación deportiva del club. Hay que ir más allá y ver qué se ha hecho mal, o mejor dicho, qué se lleva haciendo mal tantos años.

Empezando desde arriba, donde un presidente sin experiencia en gestión puesto a dedo por ser el "hijo de", siguiendo por un director deportivo al que nunca se ha visto dar explicaciones en público, siguiendo por una camarilla de asesores paniaguados que buscan más su interés común que el general (como con Fernando VII), unos cuantos fieles abyectos que buscan medrar, un capitán general poco ducho en las artes de la guerra y unos soldados que en algunos casos parecen más propensos al motín que al ardor guerrero.

Un capitán general que, por cierto, es otro escudo. Un Carrión puesto ahí para parar el golpe. Un Luis Miguel Carrión que es buena persona (dicen los que le conocen) pero un muy mejorable entrenador y por eso se prescinde de sus servicios.

Al final, todo se reducirá a volver a poner escudos.
Esperemos que no sea tarde.
Esperemos que hagan falta más escudos para tapar una gestión nefasta.
Espero que se vayan.