viernes, 5 de febrero de 2016

"M"

Soy un tipo inconstante. Nadie me puede negar eso, sólo hay que echarle un vistazo al blog. Llevo tiempo dándole vueltas a escribir una entrada, pero entre unas cosas y otras, nunca me decido a ponerme. A veces por cansancio, porque cuando se me ocurren las ideas ya estoy en la cama, dándole vueltas a mi vida. A veces simplemente porque pienso que lo que estoy redactando es una mierda  y; aún peor, que todo lo que tengo que contar en realidad no le importa a nadie. En verdad, no espero que nadie lea esto (de hecho, espero que lo lea ella).

Pero hoy sí, más que nada porque una sucesión de factores han producido que tenga que expresarme de algún modo.

Hoy han pasado bastantes cosas en mi vida, pero principalmente dos, variarán mi futuro a corto/medio plazo.

La menos importante de las dos, es que uno de mis mejores amigos en Viena se va. Y me alegro mucho por él. Sé que ha pasado malos momentos, ha estado tieso de dinero, ha sufrido la incertidumbre de estar sin trabajo, lo han puteado en su curro por no saber alemán, ha tenido que soportar bromas de todo tipo (algunas hirientes incluso realizadas por el que escribe). Y, a pesar de todo eso, ha cumplido su sueño. Se va porque le han dado un doctorado. Olé sus cojones, lo ha perseguido durante mucho tiempo y lo ha logrado. Felicidades. De corazón.

Y la segunda es que me han dejado. Por whatsapp. Pero... ¿Cómo si no, si estás a 3000 km. de distancia? Comprensible. Los argumentos han ido en esa línea, por supuesto. No tiene sentido jugar a ser algo cuando nunca llegaremos a ser algo por estar tan lejos. A pesar de todo. A pesar de tanto. A pesar de que nos gustaría que no pasase. Se ha cansado. También lo comprendo. ¿Tiene sentido esperar a algo que sabes que no pasará? Lo sorprendente es que esta persona y yo llevamos en un "sí y no" 10 años. Que se dice pronto. 10 putos años, que, ahora que parecía que nos poníamos medio en serio, se acaban.

Lo que ella no sabe es que incluso me estaba moviendo buscando cosas en España. Bueno, pues ya lo sabes, M. Yo sí lo hubiera dejado todo. Porque, en realidad, como mi amigo, me amarga este puto clima, esta atmósfera deprimente en invierno, esta rectitud y este idioma que encajona y hacer perder la chispa y la genialidad.

Porque esa es otra. Últimamente me siento lento, tonto, estúpido. Me falta el vocabulario, siento que mis reacciones, mis contestaciones, son tremendamente banales. Vacuas, vacías de toda profundidad o poso intelectual. Podría sospechar que son los fines de semana que pasan factura (no niego esa teoría) pero me inclino a pensar que lo causa el tener cuatro idiomas en la cabeza, el tener siempre que hablar con frases cortas, sencillas, comprensibles para hacerte entender y no parecer gilipollas. No hay nada más que mirar el blog. En las otras entradas brillan las palabras, por su calidad, precisión y belleza en el lenguaje. En este caso, todo directo, sencillo, comprensible. Nada elaborado. Como mi caracter en los últimos tiempos.

Eso es adaptarte a un sitio, ¿no? Hablar su lengua, conocer su cultura, entender cómo viven, empatizar y que te tomen por uno de la tribu. He dado muchos pasos en ese ámbito (el último, firmar por un equipo local de fútbol) y tengo un sabor agridulce. He ganado muchas cosas, pero he perdido otras tantas que nunca volverán (como tú, M, sospecho). Pero si la vida algo me ha enseñado es a salir adelante, a levantarte al día siguiente y "pegarle para adelante, que cuanto más lejos esté el balón de la portería menos peligro hay". Y corre. Siempre mirando hacia delante.

Sin mucho más que decir, voy a cortar ya, antes de que me arrepienta de escribir esta parrafada estilísticamente lamentable.